Vuelo en globo

Volar en globo: caminar por entre las nubes, a la altura de las grandes montañas

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Volar en globo proporciona una emoción muy particular que a veces se compara con el sueño de estar suspendido sobre las nubes que todos hemos experimentado al menos una vez en el mundo de la fantasía. El espectáculo es incomparable no solo para los que tengan la fortuna de volar, sino para quienes contemplan desde el suelo el cielo tapizado de balones colorados.

El Valle de Aosta acoge desde hace ya décadas a los amantes de esta disciplina; cada año, en el mes de febrero, se organiza la Concentración Internacional, de gran impacto visual, en la que globos de todo el mundo con sus animadas decoraciones "de gajos" encienden y recortan pequeñas manchas de color sobre los impalpables lienzos del cielo, diseñando encantadoras divagaciones de estilo Mirò con... materiales únicos.

Esta disciplina requiere de los pilotos una experiencia particular, garantizada por un permiso específico que hace más seguro el vuelo. En efecto, cada vuelo es diferente: la dirección y la velocidad se confían a los caprichos del viento; se sale de Aosta pero se aterriza siempre  en un lugar diferente. Los globos se diseñan, construyen y supervisan siguiendo estándares muy elevados de fiabilidad y los vuelos se desarrollan siempre en condiciones meteorológicas óptimas, en las horas del día caracterizadas por una mayor estabilidad del aire.

Para los pasajeros, un vuelo en globo por entre las montañas más altas de Europa será, seguramente, una aventura fascinante y una experiencia inolvidable. Hasta hace poco tiempo, este original soplo de ligereza en las nubes era una aventura reservada a unos pocos, pero hoy, debido al aumento de la demanda, resulta cada vez más frecuente y es un lujo al alcance de todos.

Durante el vuelo, la impresión de levitar en el abrazo del silencio libera todo el poder de la imaginación, en un viaje casi terapéutico hacia nuevos puntos de observación; el suelo se transforma y la mirada se aferra a él en síntesis insólitas para después levantarse y contemplar, desde una posición privilegiada, las grandes montañas que rodean la región.

Los paisajes siguen dulcemente el divagar del viento, regalando secuencias ininterrumpidas de modelos a los amantes de la fotografía; el silencio se interrumpe solo para dar paso a breves "contrapuntos" de calentamiento del aire, pequeños retoques al calor del aire del globo... como impulsados por alas artificiales... como una respiración, la del globo, que vive en el azul y que nos permite vivir con él por un momento... y que reina hasta el aterrizaje, que, con el enfriamiento del aerostato, cierra el mágico paréntesis de esta experiencia, devolviendo nuestros pies a la tierra.

Entre los diversos itinerarios disponibles, destacan el vuelo que sale de Aosta, con un guía turístico que explica los rincones, vistas y perfiles históricos de la capital, y el vuelo a la sombra de la espectacular cadena del Mont Blanc, con brindis en las alturas y servicio fotográfico por encargo, para celebrar la unión entre las sugestiones visuales y los ramos aromáticos de tres vinos, ofrecidos, bajo el lema “ quatremillemètres vins d’altitude ”, por otros tantos productores locales.

Los interesados en un "bautismo de aire" o quienes deseen más información sobre estas propuestas turísticas, pueden utilizar el enlace que se encuentra en la parte inferior de la página.

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