La fiesta se desarrolla en torno a un antiquísimo horno de leña, corazón de pueblo de Marine, que se hace revivir para la ocasión. El tradicional pan de harina de centeno se elaboraba también en su variante enriquecida con castañas, comino y fruta seca, y se horneaba una vez al año en los hornos comunales de los barrios. Si se consume fresco, tiene un aroma delicioso; pero en el pasado se conservaba hasta varios meses en pesebres de madera llamados “ratelë”. Una vez seco, el pan se partía con un utensilio típico llamado “copapan”. Con ocasión de la fiesta, la panificación comienza la semana precedente, hasta la clausura de la fiesta, el domingo, cuando el pan acompaña la comida a base de cabrito, embutidos y la imprescindible polenta.