El 5 de agosto es la fiesta de los “Champorchereins”; a las 3 de la mañana la campana “grande” de la parroquia de San Nicola suena y los peregrinos hacen los últimos preparativos. A las 4, con un poco de frío y sueño, los fieles se encuentran en la plaza de la iglesia, con las antorchas encendidas y, nuevamente al sonar de la campana grande, que marca los momentos más importantes de la comunidad, emprenden camino al Miserin. Precede la “cruz” y la campanita, que sin interrupción suena durante toda la procesión. A las 8:30, todos en la capilla para la misa, el momento quizás más conmovedor.
Mientras tanto, se acercan al santuario los peregrinos de los valles adyacentes: Cogne, Val Soana, Fénis. Luego se almuerza. Para el día del Miserin, incluso en épocas difíciles, siempre se han ofrecido y consumido los alimentos más deliciosos, preparados expresamente para la ocasión: embutidos, quesos, dulces, carnes y licores.
Por la tarde, el último acontecimiento antes del regreso: venta de productos y artículos cuya recaudación se destina a la parroquia, para la gestión de la capilla. Es el momento ideal para apreciar verdaderas obras de arte.
La procesión regresa a la iglesia a las 18:30 y en el último tramo se suman las personas que por motivos de edad o salud no han podido llegar al Miserin.