Aosta ciudad de arte… pocas palabras para resumir la belleza y la preciosidad de esta pequeña ciudad donde la creatividad del hombre y la obra de la naturaleza han creado un binomio inconfundible.

Dondequiera que se mire, los vestigios del pasado llevan al antiguo esplendor de Augusta Praetoria, la ciudad fundada por los romanos, de la que todavía hoy se admiran el grandioso Arco dedicado al emperador Augusto, la monumental Puerta Pretoria, el increíble Teatro o un criptopórtico de tamaño sorprendente, por citar solo algunos. De hecho la antigua ciudad se puede ver todavía en muchos recovecos y en las excavaciones arqueológias.

Aosta también custodia en su corazón preciosos monumentos testigos de la edad media, obras maestras del arte románico y gótico, como el complejo monumental de Sant’Orso, con su claustro, verdadero oasis de belleza y paz en la imponente Catedral dedicada a Santa María Asunción, que recuerda los fastos y la grandeza de los mecenazgos aostanos del periodo.

Basta alejarse unos kilómetros de Aosta para respirar la atmósfera de las cortes medievales visitando el castillo de Fénis, increíble ejemplo de arte cortés, perfectamente conservado en su arquitectura y en sus preciosísimos frescos. Por todas partes castillos y torres atestiguan todavía hoy la riqueza de aquel periodo lejano, como en Quart, en Nus y en Saint-Marcel.

Para no olvidar tampoco el pasado más reciente, la Residencia Real de Caza de Sarre merece una visita, encargada por el Rey Victorio Emanuel II, que presenta en su interior una singular decoración con cuernos de íbices y gamuzas.

En cuanto a la artesanía, para hablar de ella en Aosta basta decir "Milenaria feria de Sant'Orso", la manifestación que tiene lugar el 30 y 31 de enero, auténtica fiesta de la artesanía, que desde 1969 se repite también a inicios de agosto, con la "Foire d'été".