Entre el fondo del valle y la cima del Cervino hay un desnivel de cuatromil metros y por tanto una extrema variedad de paisajes: de los bosques de coníferas a los verdes pastos y a las nieves perennes.

En el horizonte se recorta la cumbre imponente del Cervino: 4478 metros de roca que domina un espectacular semicírculo de crestas, puntas, hielos y pasos; a la izquierda la cadena de las Grandes Murailles, al oeste la Becca d’Aver que divide con el cañón de Saint-Barthelemy; al este, la sierra que empieza en el Paso Superior de las Cimas Blancas y termina en el Paso de Joux, señala la separación con el Valle d’Ayas.

El torrente Marmore atraviesa el Valtournenche alimentando numerosos lagos artificiales y ha excavado en la roca un cañón, el "Gouffre des Busserailles". Antes de entrar, se pueden distinguir las tres marmitas de los gigantes (cavidades formadas por la erosión glaciar). Un poco más allá se ve el cañón, una brecha de 104m de longitud y 35m de profundidad formada en la roca. Digna de nota es la cascada, que cae con un salto de 10m.

El agua ha dejado por todas partes lagos cristalinos, del lago Lod a los superiores de las Cimas Blancas, al pequeño Lago Blu (Azul), un “topacio” engarzado en la cuenca del Breuil donde se refleja, en los días despejados, la mole del Cervino.